domingo, 23 de septiembre de 2018

Curación en la piscina.

uan 5,1-3.5-16
Era un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, una piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo los cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Al verlo ahí tendido y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo en tal estado, Jesús le dijo: Quieres curarte? Le respondió el enfermo: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha bajado antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. Al momento el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.

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