Miles de migrantes centroamericanos reanudaron, este miércoles, su marcha a Estados Unidos y partieron antes del amanecer con el objetivo de recorrer otros 75 kilómetros de los más de mil 600 que aún les quedan para alcanzar su destino.
El agotamiento de cinco días de caminata en el extremo sur
de México, después de siete días en Honduras y Guatemala, estaba
comenzando a mostrar sus efectos: las autoridades mexicanas informaron
que unos 500 migrantes aceptaron una oferta para regresar a sus países en autobús.
Sin embargo, el tamaño de la caravana -que las Naciones
Unidas estima está integrada por más de siete mil personas- no parecía
haber mermado cuando la multitud partió en la oscuridad de la madrugada ocasionalmente iluminada por linternas o los focos de la policía municipal que la escoltaba.
- Si bien los niños representan solamente del cinco al diez por ciento de los migrantes, son claramente la fuerza detrás de la motivación de la marcha
Aunque el gobierno de México ha desanimado al grupo
y ha dado lugar a las amenazas de recortes de los fondos que reciben
los países centroamericanos lanzadas por el presidente estadounidense Donald Trump, los migrantes han recibido una gran cantidad de ayuda de la población local a medida que pasa la caravana.
Los vecinos los han provisto de comida y los conductores se han detenido para permitirles subirse a automóviles, camionetas e incluso camiones y así ayudarlos a avanzar en el camino.
Estas caravanas de migrantes -aunque en menor escala- han tenido lugar regularmente en los últimos años. Pero esta vez Trump se ha aprovechado del fenómeno y lo ha convertido en un llamamiento a su base republicana antes de las elecciones de medio término del 6 de noviembre.
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