El Fondo Monetario Internacional (FMI)
recortó este lunes su estimación de crecimiento para 2019 a 2.1 por
ciento desde el 2.5 por ciento que previó en su reporte de octubre del
año pasado.
Para 2020, el organismo internacional pronosticó que el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) será del 2.2 por ciento, 0.5 puntos porcentuales debajo de lo publicado en el informe anterior.
Este
ajuste a la baja para las perspectivas económicas de México, aplicado en
la víspera de que inicien los trabajos del Foro Económico Mundial
(WEF), está en línea con los previsto por otros organismos
internacionales como el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El Banco Mundial recortó medio punto porcentual su previsión para el PIB de México en 2019 a 2 por ciento en su reporte Perspectivas Económicas Globales de enero, atribuido también a una inversión aún moderada, además de incertidumbre política.
La Cepal ajustó a la baja su pronóstico a 2.2 por ciento, 0.1 punto porcentual menos de lo previsto en octubre del año pasado.
El que haya
menores flujos de inversión privada principalmente en México, es el
común denominador como reflejo de la cautela que persiste entre los
inversionistas durante el primer año de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En otro rubro, las condiciones en el mundo están apuntando a una desaceleración más rápida de lo previsto en la economía.
El FMI también
recortó sus previsiones para la economía global; pasó de 3.5 por ciento
para 2019, y a 3.6 por ciento en 2020, 0.2 y 0.1 puntos porcentuales por
debajo de lo pronosticado en su texto anterior.
La revisión a
la baja en las proyecciones para México y una contracción más severa en
Venezuela que la anticipada previamente, hicieron que el estimado de
crecimiento para la región a América Latina cayera a 2 por ciento en 2019 y 2.5 por ciento en 2020, 0.2 puntos porcentuales debajo de lo dado a conocer en 2018.
Los
estimados para Estados Unidos permanecieron sin cambio. El crecimiento
en 2019 es una desaceleración a 2.5 por ciento, y a 1.8 por ciento en
2020, comparado con una tasa de crecimiento prevista de 2.9 por ciento
en el año pasado, esto debido al final del efecto del estímulo fiscal.
Sin embargo, el
ritmo de expansión proyectado está por encima de la tasa de crecimiento
potencial estimada de la economía de Estados Unidos. El fuerte
crecimiento de la demanda interna apoyará el aumento de las
importaciones y contribuirá a una ampliación del déficit de cuenta
corriente.
Los riesgos aumentan
Los riesgos
para la economía no ceden. Por el contrario, se materializan cada vez
más y eso hizo que los estimados se ajustaran a la baja.
Los principales
problemas aún son las tensiones comerciales, un menor dinamismo del
comercio internacional y condiciones financieras más restrictivas,
detalló el FMI en su reporte.
“Las revisiones
a la baja son modestas; sin embargo, creemos que los riesgos de
correcciones a la baja más significativas están aumentando. Si bien los
mercados financieros en las economías avanzadas parecieron estar
desconectados de las tensiones comerciales durante gran parte de 2018,
los dos se han entrelazado más recientemente, endureciendo las
condiciones financieras y aumentando los riesgos para el crecimiento
global”, comentó Gita Gopinath, consejero económico y director de
Investigación del FMI, en sus comentarios de apertura de la conferencia
de prensa transmitida vía web, desde Davos, Suiza.
Si los países
resuelven sus diferencias sin aumentar las barreras que distorsionan el
comercio y el sentimiento del mercado se recupera, entonces mejorará la
confianza y el relajamiento de las condiciones financieras podrían
reforzarse mutuamente para elevar el crecimiento por encima del
pronóstico de referencia, señaló el Fondo, pero advirtió que el balance
de riesgos permanece sesgado a la baja.
La firma el 30 de noviembre del año pasado del Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para sustituir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN),
el anuncio el 1 de diciembre de China y Estados Unidos de una tregua de
90 días en la guerra arancelaria, y la reducción en las tarifas chinas
sobre las importaciones de carros estadounidenses, son pasos que
impulsan la disminución de las tensiones comerciales.
Sin embargo,
los resultados finales siguen sujetos a un proceso de negociación
posiblemente difícil en el caso de la disputa entre Estados Unidos y
China, y los procesos de ratificación interna para el T-MEC.
“El comercio
mundial, la inversión y la producción siguen bajo la amenaza de la
incertidumbre política, así como de otras tensiones comerciales en
curso. Si no se resuelven las diferencias y el aumento resultante de las
barreras arancelaria, se obtendrían mayores costos de bienes de capital
e intermedios importados y precios más altos para los consumidores”,
precisó el organismo internacional.
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