Peter Gøtzsche se hizo médico hace ahora treinta años.
Es especialista en medicina interna.
Antes de co-fundar la Colaboración Cochrane en 1993, trabajó en la industria farmacéutica
durante casi una década.
Tal vez por esta razón, conoce a fondo cómo funcionan
estas importantes corporaciones, sus lógicas y sus prácticas distorsionantes.
Pero pronto quiso saber más acerca de las conductas de
manipulación de las grandes empresas farmacéuticas:
durante varios años, se sumergió en los autos judiciales
de las demandas interpuestas a las compañías farmacéuticas y buscó evidencias
científicas de ocultaciones cruciales e intencionadas de pruebas que
conllevaban riesgos para la salud, y tras todo ello llegó a la conclusión de
que algunos medicamentos matan y que las farmacéuticas generalmente se
comportan como grupos mafiosos que practican el crimen de forma corporativa.
Todas las evidencias que recopiló han alimentado su
último libro "Medicamentos que Matan y Crimen Organizado: Cómo las grandes
Farmacéuticas han Corrompido el Sistema de Salud - Deadly Medicines and Organised
Crime: How Big Pharma Has Corrupted Healthcare", que ha sido
traducido al español y se está presentando en estos días en España.
VIDEO: entrevista con el doctor Petter Gotsche afirmó
que la industria farmacéutica trabaja como el crimen organizado. ( Da clic aquí
para ver el video)
ENTREVISTA A PETER GOTSCHE
Peter ha accedido amablemente a ser entrevistado para
"Demedicalize-it!".
Nos habla de su libro y de su visión sobre algunos otros
temas polémicos que han sido objeto de su interés y estudio a lo largo de su
prolífica vida. El libro será editado por "Los Libros del Lince",
y promete, cuando menos, ser polémico.
Dedica usted su libro "a todas las
personas honestas que trabajan en la industria farmacéutica".
Hay en esta industria muchas buenas personas a las que,
al igual que a mí, les gustaría ver a sus jefes máximos entre rejas.
Dicen que tuvo usted que hacerse un seguro
para cubrir las eventuales denuncias de las compañías de las que usted habla en
su libro.
Desde que publicó el libro el verano pasado,
¿ha recibido alguna denuncia?
Una vez que un libro se ha publicado, ya es muy tarde
para amenazar a alguien con abogados. Y mi libro está tan bien documentado que
no existe ninguna base sólida para lanzar contra él ninguna clase de
reclamación judicial.
No ha habido ninguna demanda.
En el libro habla de su periplo laboral en la
industria farmacéutica, hecho poco conocido de su biografía. Primero como
comercial, luego en el departamento de marketing y finalmente en un
departamento médico, supervisando los estudios y las solicitudes de registro de
fármacos e indicaciones nuevas.
Me imagino que pensaría que allí estaría un
poco más al margen de las guerras comerciales. Sin embargo, su experiencia
indica que los departamentos médicos de las compañías farmacéuticas transitan
por líneas trazadas por estrategias de marketing.
¿Eso sigue siendo así? ¿Queda entonces algo
fuera del alcance del mercado dentro de una farmacéutica?
Los departamentos médicos tienen hoy en día muy poca
libertad, y las investigaciones que llevan a cabo tienen objetivos comerciales.
Así que en nuestros días cuesta mucho decir en qué se
diferencian los departamentos de marketing de los de investigación clínica; de
hecho, los vendedores suelen hacer supuestos estudios cuyo objetivo único
consiste en vender más medicamentos.
El fundador de Merk, George W. Merck, tenía como famoso lema "We
try never to forget that medicine is for the people. It is not for the profits.
The profits follow, and if we have remembered that, they have never failed to
appear. The better we have remembered that, the larger they have been".
Eso fue en 1950. El lema sigue formando parte
del código de conducta de la empresa,
y se cita en manuales y másters de MBA como los core values de la industria
farmacéutica.
Sobre esos años John McKeen se hizo con la
presidencia de Pfizer.
Su filosofía era diferente: "so far as humanly possible, we aim to
get profit out of everything we do".
Este pulso entre responsabilidad social y
acumulo de beneficios ha marcado la historia de la industria farmacéutica, pero
parece que lo segundo ha ganado en los últimos 20 años.
Sólo cuentan los beneficios.
Diga lo que diga la industria en sus campañas de
relaciones públicas, lo único que interesa es vender más medicamentos. Si a la
industria farmacéutica le interesara de verdad lo que le pasa a la gente, no
usaríamos tantísimas medicinas como usamos en la actualidad.
Nuestras sociedades sufren de una enorme sobredosis. Y
la responsabilidad de este problema recae en el marketing, las mentiras que se
dicen sobre los medicamentos, y la corrupción.
¿"Torturar" las bases de datos para
que "canten" lo que uno quiere que salga es una práctica tan
extendida? ¿Tan fácil es manipular las estadísticas?
Todo el que haya llevado a cabo ensayos
clínicos sabe que puedes manipular los resultados de muy diversas maneras,
y eso, manipular los resultados, es lo que hace la industria farmacéutica de
manera rutinaria cada vez que un tratamiento honesto de los datos no da el
resultado exacto que piden los de marketing.
En España llaman "talibanes" a los
médicos que no reciben a los comerciales de los laboratorios…
Me gustaría saber quién se atreve a llamarlos así. En
realidad es justo al contrario.
Son los médicos que sí reciben a los visitadores los que
están expuestos a gente cuyo trabajo consiste en practicar el terrorismo contra
el sentido común.
El papel de los denunciantes, que en España
llamamos 'soplones' (en inglés 'whistleblowers'), es fundamental para destapar
muchas de las tramas corruptas o delictivas en las empresas.
En un estudio sobre orígenes del fraude de la
agencia Association Certified Fraud Examiners se
constató que muchas de las denuncias de prácticas ilegales proceden de
chivatazos, y que la mitad de ellas proceden de los propios trabajadores.
Los expertos abogan por establecer leyes de
protección especial para los delatores y canales específicos de denuncia, e
inclusos recompensas a los soplones.
¿En la industria farmacéutica son frecuentes
los whistleblowers? ¿Disponen las compañías farmacéuticas de canales y estatus
protegidos que faciliten las denuncias?
Los delatores han denunciado muchos casos de fraude, y
esas personas son a menudo víctimas de un destino terrible.
Tenemos que legislar de forma que se proteja lo mejor
posible a los que delatan las malas prácticas. Los delatores son héroes que en
muchas ocasiones han sido denunciado formas de crimen organizado que provocó
miles de muertes entre los pacientes.
Las empresas farmacéuticas hacen todo lo que está en sus
manos para intimidar a los delatores, porque no van bien al negocio.
Es lo mismo que hacen los gángsters con quienes
"cantan" ante la policía.
Si para combatir la mafia de las drogas y el
tráfico ilegal de armas se utilizan espías y sistemas de inteligencia militar,
¿por qué no se utilizan para perseguir las actividades delictivas de la
industria farmacéutica?
La idea es interesante, y jamás se me había ocurrido.
Usted propone también penas de cárcel para
los directivos de compañías que comentan actos de negligencia imprudente y
deliberada contra la salud pública.
¿Algún caso que usted conozca?
Existen unos pocos casos.
El riesgo de terminar en la cárcel es uno de los pocos
medios que podría tener efectivos preventivos para los peores crímenes de la
industria farmacéutica.
Los altos directivos de esas empresas se ven a sí mismos
como ciudadanos respetabilísimos, pero un criminólogo que entrevistó a muchos
de ellos terminó diciendo que eran unos cabrones sin principios.
¿Las otras industrias que operan en el
mercado de la salud - homeopatía, productos nutricionales, artilugios
tecnológicos, etc. - imitan las conductas delictivas de las farmacéuticas?
No, o al menos no hasta el punto en que lo hace la
industria convencional.
La industria farmacéutica está en los primeros
puestos del ranking de industrias en cuanto a la frecuencia de los
comportamientos delictivos y de la gravedad de esos delitos.
En Japón hay un término, 'Yakugai', que
identifica concretamente los daños producidos por los medicamentos que
adquieren relevancia en la salud pública.
En su libro habla de una crisis de salud
pública provocada por un fármaco que se usaba para las diarreas, el
Enterovioform (clioquinol), que en los libros de la época se aconsejaba para la
diarrea del viajero.
A pesar de que había ya datos muy
contundentes a principios de los 70 que asociaban este fármaco con una forma de
afectación de los nervios de los ojos, no fue hasta una década después cuando
el fármaco fue retirado del mercado, después de dejar tras de sí un reguero de
miles de afectados.
¿Por qué esperan tanto a veces las agencias
públicas en reaccionar?
Generalmente se afanan más por proteger los intereses
económicos de la industria farmacéutica que los de la gente. Es muy triste,
pero es cierto.
En una revisión Cochrane detectaron
resultados replicados del mismo ensayo con el antipsicótico olanzapina hasta en 142
publicaciones diferentes (revistas y resúmenes de congresos).
¿La misma mentira repetida 142 veces se
convierte en una verdad? ¿Inundar de publicaciones el mercado científico es una
estrategia de ventas?
Así es. Y aunque es un caso muy extremo, el ejemplo de
la olanzapina es muy típico.
La industria farmacéutica utiliza el mismo método que
empleó Joseph Goebbels en la Alemania nazi, el mismo que emplean todos
los dictadores:
repite una y otra vez la misma mentira, asegúrate de que
eres la única fuente de información accesible para la gente, y todos te
creerán.
Es frecuente que las pruebas que realiza la propia
industria sean las únicas existentes, así que no contamos con ninguna fuente
independiente de información.
En su ya clásico "salón de la vergüenza
de la industria farmacéutica" cita 10 ejemplos de 10 grandes fraudes
promocionales cometidos por grandes farmacéuticas según el volumen de las
compañías infractoras.
Recoge casos hasta 2012. Si tuviera que
actualizar este listado con casos recientes, ¿cuáles incluiría?
No he conocido ni una sola empresa farmacéutica que no
cometa crímenes que forman parte de su estrategia de negocio. Para mi libro
elegí los diez más importantes porque me iba mejor.
En plena crisis
económica y financiera mundial, entre 2007 y 2012, el consumo global de fármacos ha subido
un 32%. ¿Qué proporción de este aumento del consumo
es debido a las prácticas delictivas que usted denuncia en su libro?
No puedo dar datos exactos, pero sin duda es una gran
proporción. Por ejemplo, la promoción off-label (de usos no autorizados
en ficha técnica), que es ilegal, y que produce beneficios inmensos.
Según un reciente informe del IMS Institute,
el mercado mundial de fármacos seguirá aumentando en los próximos años.
Las previsiones apuntan que lo hará en un 4%
anual en los próximos 3 años, empujado por los países emergentes (el grupo BRIC
- Brasil, Rusia, India y China).
¿Existen indicios de que estos países se
estén imitando las conductas fraudulentas que han cometidos algunas empresas
farmacéuticas en Europa y EE.UU.?
Siempre que el crimen paga, el crimen seguirá creciendo,
y en todas partes.
Es lo que hemos visto ocurrir, tanto con las drogas
ilegales como con las legales. Y debemos suponer que esa criminalidad será más
grave en países con una tradición sólida de corrupción y falta de controles.
Por cierto, un inciso. ¿Qué le parece que el
mayor proveedor de datos sobre mercado farmacéutico global sea una empresa
privada como IMS Institute?
Todos los que tienen algún tipo de participación en
estas cosas comparten el interés común: practicar un sobretratamiento de los
ciudadanos de todas partes.
El mercado de los ensayos clínicos se ha
deslocalizado de una manera brutal, desplazándose en la última década
principalmente a los países del Este de Europa y al Sudeste Asiático.
¿Hay garantías en estos países de que los ensayos
clínicos cumplan unos mínimos requisitos éticos y legales?
Deberíamos estar muy preocupados cada vez que se
externalizan los estudios clínicos y se hacen en países en los que la
corrupción es práctica corriente.
Es bien sabido que se pueden comprar los resultados de
las investigaciones, y que se pueden "negociar" los aspectos éticos y
legales.
Por tanto, guarda relación la calidad de la
investigación biomédica con la calidad democrática de los países donde se
desarrolla.
Sí. Eso está bien documentado.
El mayor mito que ha caído de mis altares al
leer su libro es el de la falta de eficacia antiinflamatoria de los
antiinflamatorios para, por ejemplo, tratar lesiones deportivas.
Me recuerda a otra gran paradoja: la del
escaso efecto protector que tienen los considerados popularmente como
"protectores gástricos", los inhibidores de la bomba de protones.
Sin embargo, la transmisión de estos falsos
memes es más eficaz que la mejor campaña publicitaria.
¿Pero son casuales estos memes u obedecen a
estrategias predefinidas?
Las mentiras de la industria farmacéutica no son
casualidad, en absoluto.
Son deliberadas y muy bien planificadas. Los
medicamentos anti-inflamatorios no esteroideos son perjudiciales para las
lesiones de los deportistas.
No sólo porque causan daños letales, sino también porque
retrasan la curación de esas lesiones y porque al aliviar el dolor puede hacer
que una lesión se agrave o se convierta en crónica, dado que en esos casos los
deportistas empiezan demasiado pronto a reanudar los entrenamientos.
Una de sus propuestas es impedir a las
farmacéuticas que informen sobre los efectos de sus fármacos que no formen
parte de las indicaciones que estén aprobadas legalmente.
¿Limitaría esto el uso fuera de ficha técnica
injustificado de fármacos?
La estrategia preventiva más eficaz que se me ocurre
sería ilegalizar el marketing de los medicamentos. Lo cual haría que los
ejércitos de vendedores fueran al paro.
A su decálogo de mitos de la industria
farmacéutica yo añadiría uno: "los medicamentos que se ponen en el mercado
responden únicamente a las necesidades globales de salud de la población".
¿Tenemos los fármacos que necesitamos?
Inventar enfermedades, que a menudo ni siquiera son
enfermedades de verdad, es muy beneficioso para la industria. Produce más
beneficios incluso que inventar medicamentos.
Tenemos demasiadas medicinas, y las utilizamos
demasiado. Incluso en situaciones en las que las intervenciones médicas sin
medicamentos serían más eficaces y seguras.
Hay muchas iniciativas a nivel internacional
que se han lanzado en los últimos años pidiendo mayor transparencia en la
investigación - AllTrials - conferencias para analizar la prevención del sobre
diagnóstico - Preventing Overdiagnosis - revistas y organizaciones
profesionales que claman por poner límites a la medicina - Too Much Medicine
del BMJ, Less is More del JAMA Internal Medicine, Choosing Wisely del American
Board of Internal Medicine - etc.
¿Hay motivos para la esperanza?
Hemos llegado a un punto de cambio porque ahora la gente
empieza a comprender que la industria farmacéutica
ha alcanzado demasiado poder, y nos sale demasiado cara.
En términos monetarios, pero también porque son
demasiadas las muertes y los daños permanentes inducidos por los medicamentos.
Antes de que se publicara mi libro ya habían sido
publicados otros muchos que criticaban también a la industria de los fármacos.
Por eso me ha sorprendido tanto el impacto que ha tenido mi libro.
Doy muchas conferencias por todo el mundo, tanto para
profesionales de la sanidad como para no especialistas.
Muchos canales de televisión han realizado, o están
preparando, documentales, basados en mi libro. Desde mi punto de vista, eso
tiene que ver con ese cambio de actitud. La gente está harta.
Como mi libro contiene referencias a más de 900
medicamentos, las muchísimas verdades inconvenientes que he documentado no
pueden seguir siendo ignoradas.
Al acabar de leer su libro, a mí como clínico
me dan ganas de cambiar muchas prescripciones de fármacos por recetas de leer
libros.
¿El ansia de saber tiene propiedades terapéuticas?
¿Alguna revisión Cochrane al respecto?
Que yo sepa, no hay ninguna publicación de Cochrane al
respecto, pero estoy de acuerdo en que la lectura puede ser beneficiosa para
muchas cosas, incluidos los problemas de salud.
No hay nada mejor que leer si te cuesta conciliar el
sueño, y su efecto no desaparece al cabo de dos semanas, como le pasa a la
gente que toma pastillas para dormir.
Además, al día siguiente no tienes resaca. Ni aumenta el
peligro de que tengas un accidente de coche. Ni crea la dependencia que
producen los somníferos.
Hace decenios que no he tomado ni una sola pastilla para
dormir, y en mi casa no hay nunca pastillas de esas.
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