México
enfrenta el actual proceso de redefinición de su relación con Estados Unidos en
materia comercial, económica y migratoria con seguridad y confianza, "no
vamos a entrar a negociar con miedo", dijo el secretario de Relaciones
Exteriores, Luis Videgaray.
Durante
su intervención en la 80
Convención Bancaria, que se lleva a cabo en Acapulco, el Canciller
explicó que la política exterior del gobierno mexicano se ha delineado con base
en una serie de principios, objetivos y límites claros, teniendo en mente que
"la agenda no la puede determinar solo la contraparte, no sólo Estados
Unidos quiere cambiar las cosas".
Videgaray
indicó que ve posible que la Secretaría de Economía inicie las negociaciones
formales a finales de junio o principios de junio.
Se
trata, dijo, de "hacerlo lo más pronto posible, pero lo más importante es
hacerlo bien". Si bien las fechas mencionadas por el Canciller harían
coincidir las negociaciones con la elección de gobernador en el Estado de
México, aclaró que "no podemos ser rehenes de nuestro propio calendario político.
Esta negociación trasciende a los ciclos electorales porque se trata de un
asunto que determinará el futuro económico de nuestro país para las próximas
décadas".
El
secretario advirtió que de cara a este proceso los mexicanos "debemos
estar preparados, porque habrá sobresaltos". Dada la manera en la que se
ha conducido el presidente estadounidense, Donald Trump, es necesario que el
gobierno mexicano actúe "con serenidad y con inteligencia", y recalcó
que no debe confundirse la falta de estridencia con la falta de estrategia.
Se
trata, dijo Videgaray, de un proceso inédito, en el que México debe entrar
siendo consciente de que es un país "muy importante para Estados
Unidos", y no sólo al revés.
Principios, objetivos y límites
El
principio más importante para las negociaciones, a decir de Videgaray, es el de
integralidad. "Estamos dispuestos a hablar de todos los temas. Nada está
acordado hasta que todo esté acordado. La relación con Estados Unidos es la
relación más amplia y más compleja que México tiene en el mundo".
Además,
la soberanía nacional, el respeto al estado de derecho, la promoción de una
relación constructiva y la característica trilateral del TLCAN son otros
principios rectores de la negociación.
La
Cancillería mexicana tiene 10 objetivos a alcanzar de esta negociación: la
protección de los mexicanos en Estados Unidos , su dignidad y sus derechos
humanos; una política migratoria coordinada; inversión conjunta para el
desarrollo de Centroamérica; la protección de las remesas; el reconocimiento de
responsabilidad por parte de EU en el problema del crimen organizado,
particularmente en cuanto al consumo de drogas y el hecho de que el 94% de las
armas que llegan a México lo hacen desde el vecino país del norte; la
modernización del TLCAN que beneficie a las tres partes involucradas; la
inclusión de nuevos sectores como el comercio electrónico o la energía en el
TLCAN; apostar por un aumento de salarios en México para poder competir mejor;
la protección de las inversiones nacionales y extranjeras; y el desarrollo de
una frontera del siglo XXI en la que se tiendan puentes y no muros.
Para
lo anterior, Videgaray mencionó tres límites que debe tomar en cuenta el
gobierno para la negociación. El primero de ellos es el muro fronterizo y el
hecho de que México no pagará por su construcción. El segundo es que México no
aceptará en su territorio a personas deportadas desde Estados Unidos que no
tengan nacionalidad mexicana. El tercero es el respeto absoluto a los derechos
humanos de ambos lados de la frontera.
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